Presentación

Una magnífica oportunidad para reivindicar las decisivas aportaciones de los neurólogos españoles a este campo de la Ciencia Médica
2012, Año de la Neurociencia en España
Una de las Áreas de Investigación que integran la estructura científica del IdiPAZ es la de Neurociencias, conformada por 8 grupos de investigación entre los que se distribuyen 142 investigadores, que aportan una destacada producción científica al Instituto y que celebran su propio Foro de Neurociencias

13/04/2012
La declaración de 2012 como Año de la Neurociencia en España, por parte del Parlamento Español, representa una oportunidad única para dar impulso a la investigación neurocientífica en los centros de investigación y en las universidades de nuestro país, para fomentar la transferencia de los conocimientos sobre el cerebro a la sociedad e impulsar la enseñanza del funcionamiento del mismo a los estudiantes de todos los niveles y su divulgación al público en general.

Por ello, a lo largo de todo este año, se van a celebrar un buen número de actividades, exposiciones, conferencias y mesas redondas para dar a conocer las importantes repercusiones que los descubrimientos neurocientíficos tienen en la vida de los ciudadanos, así como las valiosas contribuciones de los investigadores españoles a este campo. Además, se llevarán a cabo programas específicos para contribuir a la formación en Neurociencia de los más jóvenes. Finalmente, se pretende estimular la investigación en este campo para contribuir al desarrollo científico y tecnológico de nuestro país y promover la internacionalización de la ciencia española.

La Neurociencia en España                       

En palabras de Tim Bliis, experto mundial en el campo de la memoria y jefe de la división de neurofisiología del National Institute for Medical Research (NIMR) en Londres "la neurociencia moderna comenzó en España". Y lo hizo a finales del siglo XIX, con la teoría neuronal de Santiago Ramón y Cajal, impuesta como eje fundamental de organización del sistema nervioso y que ha impulsado la labor científica de otros investigadores como Del Río Hortega, Castro, etc., y neurólogos como Luis Simarro o Luis Barraquer Roviralta, todos ellos en el siglo XIX;  y ya en el siglo XX por Achucaro y Lafora, adscritos a la escuela madrileña o Barraquer, Rodríguez Arias y Subirana pertenecientes a la escuela catalana. El desarrollo de esta especialidad, y todas las Neurociencias, continuó y, aunque fue lamentablemente interrumpido por la Guerra Civil, tuvo gran auge desde el último cuarto del siglo XX hasta hoy que ha conseguido una proyección internacional.

Desde entonces, un conjunto de disciplinas científicas (anatomía fisiología, biofísica, bioquímica, biología celular y molecular, psicología, bioinformática, etc)  se han ido integrando bajo el término Neurociencias. Ello ha permitido un firme y rápido avance en el conocimiento del sistema nervioso, tanto en lo relativo a su desarrollo, estructura y funcionamiento, como a sus enfermedades.

Con la desaparición de Rafael Lorente de No (Zaragoza, 1902-Tucson, 1990), puede decirse que concluye la época del individualismo científico, la de los gigantes y geniales visionarios. Lorente, el benjamín de la Escuela Neuro-histológica Española, producto del giro copernicano en la investigación neurocientifica, terminó convirtiéndose en una de las grandes figuras de la neurofisiología moderna, revolucionó las neurociencias desde la histología hacia la fisiología.

Igualmente valiosas han sido las aportaciones, más recientes en la neuroanatomía y neurohistología española siguiendo la línea marcada por la escuela de Ramón y Cajal, destacando la labor del Departamento de Anatomía de la Universidad Autónoma de Madrid cuyos trabajos de investigación sobre el sistema nervioso son esenciales para comprender las relaciones de las estructuras del tronco del encéfalo con la corteza cerebral, las conexiones entre distintas áreas corticales y la comprensión de los mecanismos que gobiernan el sueño. Su atlas estereotáxico es un clásico en los laboratorios de neurociencia.

A día de hoy podemos afirmar que la investigación en este campo de la Ciencia Médica en España goza de un magnífico estado de salud. Prueba de ello es que un tercio de los proyectos de investigación que se desarrollan en España tienen como objeto de estudio patologías pertenecientes a este amplio campo. Cabe destacar la participación de nuestro país en el proyecto internacional Blue Brain, y las importantes investigaciones realizadas por neurobiólogos del Instituto Ramón y Cajal (CSIC), dedicado en la actualidad al estudio microanatómico de la corteza cerebral humana, para conocer las alteraciones relacionadas con el Alzheimer, la epilepsia o la esquizofrenia.

La Neurociencias en el seno deI IdiPAZ



Una de las Áreas de Investigación que integran la estructura científica del IdiPAZ es la de Neurociencias, conformada por 8 grupos de investigación entre los que se distribuyen 142 investigadores, que aportan una destacada producción científica al Instituto y que celebran su propio Foro de Neurociencias.

Los retos de la Neurociencia española en el siglo XXI

El Profesor Exuperio Díez-Tejedor, jefe del Servicio de Neurología, del Hospital Universitario La Paz, catedrático de Neurología de la UAM, director del Grupo de Investigación: “Neurología y Enfermedades Cerebrovasculares” y coordinador del Área de Neurociencias del IdiPAZ, afirma que España ha aportado grandes neurocientíficos e importantes descubrimientos en este campo. Si bien reconoce que quedan algunas asignaturas pendientes, como la de abandonar definitivamente la  dicotomía secular entre investigación básica y clínica, que no ha hecho sino “presuponer la superioridad conceptual de una sobre la otra y relegar la investigación clínica al ámbito de las revisiones de casos clínicos interesantes, ignorando que la investigación médica está basada en los problemas que la enfermedad y el enfermo genera”.

En opinión del profesor Díez-Tejedor la investigación debe ser traslacional y debe conducirse en niveles sucesivos de complicación, lo cual permitirá y estimulará la necesaria cooperación entre todos los investigadores. Sólo así podremos superar con éxito los retos que nos tenga reservados el siglo XXI.

Parece claro que se abre un nuevo tiempo para las Neurociencias españolas. Un tiempo nuevo en el que los neurólogos ya no son sólo neurólogos, sino neurobiólogos clínicos; en el que la investigación clínica ha pasado a ser investigación traslacional y la investigación neurológica se denomina investigación en Neurociencias clínicas.